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Un gran día lleno de sorpresas (entrenamiento)

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Mensaje por Yami Tanaka Jue Ago 28, 2014 4:21 pm

Me encontraba paseando por el Seireitei sin saber que es lo que podría hacer. Pasé por al lado de algunos shinigamis, los cuales me solían saludar y yo les devolvía el saludo con una sonrisa. Ellos tampoco tenían que saber que había salido fuera para entretenerme un rato. Miré al cielo, la verdad era que no me gustaba nada eso de que no podía llevar mi zampakuto encima ¿Y si había algún problema que? ¿Me tendría que defender a base de Hakudos, Hados y Hakudas? Eso no sería muy bueno, tengo bastante poder espiritual, eso es verdad, pero tampoco era una energía infinita, obviamente se acababa, como le pasaba a todas las energías espirituales, porque energía espiritual infinita no conozco a nadie que la posea que yo supiese, aunque… sería divertido averiguarlo.

Seguí andando hasta llegar a la puerta oeste del Seireitei ¿Y si salía un rato y veía como estaba el lugar donde antiguamente vivía? Sí, eso haría. Aunque seguramente no sería muy bien recibida, eso lo sabía de sobra, en el Rukongai no solían ver con buenos ojos a los shinigamis. Finalmente decidí salir del Seireitei y darme una vuelta por el Rukongai, así al menos no me aburriría y podría volver a ver la tierra en la que viví muchos años y de la que tengo muy buenos recuerdos, aunque otros no son tan buenos. Recordaba cuando era pequeña y jugaba con mis amigos a las peleas, o cuando me caía y me raspaba las rodillas y lloraba hasta que mi madre me abrazaba y me decía que no pasaba nada. Sonreí a causa de los recuerdos, y también recordé cuando mis amigos y yo habíamos dicho que nos haríamos fuertes, yo lo había logrado, pero me pregunté que podría haber sido de ellos -Yami, este no es el momento para pensar en eso- Me dije a mi misma, ya que así no conseguiría llegar a ninguna parte.

Salí del Seireitei y me adentré en el Rukongai, como ya había supuesto antes no se me miraba con buenos ojos, pero yo solo los ignoré -Bueno, lo primero es buscar comida- Dije buscando un puesto de comida. Encontré uno y me dirigí allí, la dependiente no me atendió con buena cara, pero yo había comido algo rico y eso era lo que me importaba. Seguí andando, pero en ese momento pude ver como un grupo de espíritus atacaba a un niño, yo corrí a defenderle, no me costó demasiado derrotarlos. Miré al niño -¿Te encuentras bien?- le pregunté. Él asintió y se fue corriendo a su casa, no sabía si por miedo a mi o esos hombres, pero al menos estaba a salvo.

Seguí andando hasta que llegué a unas montañas. Respiré profundamente -Este sería un genial sitio para entrenar alguna técnica- Me dije a mi misma. Lo bueno de este sitio es que estaba completamente desierto, así que nadie me escucharía por mucho que gritase -¡HOLAAA! ¿¡HAY ALGUIEN!?- Pregunté mientras gritaba lo más fuerte que podía para ver si había alguien, y como suponía no hubo respuesta, estaba completamente sola en este lugar, así que podría ponerme a entrenar sin tener miedo de lastimar a alguien o de que alguien me moleste.

Saqué una lista de posibles Hado que podría entrenar, ya que Bakudos ya me sabía muchos y vi 2 que me interesaban, lo malo era que ambos costaba mucho aprenderlos -Bueno, vamos a hacer esto por partes, no se pueden entrenar 2 Hados a la vez, así que primero empezaré con el Hado 90 y luego entrenaré el 88, pero necesitaré algún objeto duro para entrenar el Hado 90- Me dije pensativa mientras miraba a mi alrededor y pude ver una gran y dura roca ¡Eso es, si conseguía romper esa roca en pedacitos conseguiría dominar este Hado! Me puse delante de la roca y me puse a recitar el encantamiento en voz alta repetidas veces para aprenderlo de memoria. Dicho encantamiento decía así: "La cresta de la turbidez, se filtra hacia fuera. Un buque de la locura insolente. Hervido, negar, entumecimiento, parpadeando, obstruyendo el sueño. La princesa de acero que se arrastra. El muñeco de barro, cada vez se desintegra. Unida! Oponiéndose! Llenado de la tierra, conoces tu propia impotencia!". Era un encantamiento largo, así que no sería fácil recitarlo sin tener ningún fallo para mi desgracia. Inspiré profundamente y lo intenté por primera vez. Como era obvio no lo conseguí a la primera, la piedra se había rodeado totalmente por un manto negro, pero apenas había durado unos segundos en pie, a mi me fastidió un poco que hubiese durado tan poquito en pie, pero tenía que admitir que era técnica era difícil.

Volví a ponerme en posición, esta vez sí que lo conseguiría. Lo tenía que conseguir, cuando yo me proponía una cosa la cumplía sin importar que difícil pudiera llegar a ser, si no hubiese hecho eso no sería ahora mismo la subcapitana de la decimotercera división, la cual es la encargada de mantener la paz del mundo humano. Recité nuevamente aquel encantamiento, esta vez tampoco me había salido, pues la roca no se partió en pedazos, pero estaba cerca, aquel ataúd había aguantado más tiempo y la roca había salido algo rasguñada -Bien, estoy cerca de lograrlo, solo me falta concentrarme más y así estoy segura de que lo conseguiré- Me dije a mi misma mientras me limpiaba el sudor de mi frente, hacía bastante calor y eso se notaba. Me acerqué a un río y me refresqué un poco, así podría seguir de mejor forma con el entrenamiento.

Me puse de nuevo en posición para realizar aquel Kido, no estaba segura de conseguirlo ni a la tercera, pero aunque tuviese que intentarlo 30 veces o más lo iba a lograr, de eso sí estaba totalmente segura. Volví a recitar aquellos versos tan largos que me había memorizado antes. Una gran caja rodeo aquella roca y se quedó ahí un rato, cuando la caja se desvaneció la roca estaba hecha añicos ¡Lo había conseguido! Y eso que no estaba segura de conseguirlo a la tercera, pero así había sido, me sentía muy feliz aunque era consciente de que mi entrenamiento aún no había acabado -Bien, una técnica menos, pero aún no es hora de celebrarlo, me recuerdo a mi misma que aún me queda entrenar otra técnica que es exactamente igual a la que acabo de entrenar, así que será mejor que descanse un poco y repare algunas energías antes de ponerme a entrenar- Menos mal que en el bosque solo había pájaros y puede que algún conejo, porque si no llega a ser así alguien me habría confundido con una loca y no sería muy bueno para el decimotercer escuadrón que creyesen que su subcapitana es una loca, porque yo no soy loca, solo muy bromista.

Me senté bajo un árbol a descansar un rato y mirar las nubes -Ya sé, haré como cuando era pequeña y le buscaré formas a las nubes- Dije alegremente, así también conseguiría recuperar la energía que había perdido. Me puse a mirar el cielo y a admirar las nubes mientras escuchaba el canto de los pájaros, esto era muy relajante -Hmmm… yo sé una forma que tienen en común las nubes, todas las nubes tienen siempre forma de nubes y pueden ser blanquitas o más oscuras- Dije muy segura, en eso estaba 100% segura de no equivocarme ¿Qué otra forma podrían tener sino las nubes? Forma de nube segurísimo que sí.

Me estiré al verme ya más recuperada -Bueno, supongo que ya puedo seguir entrenándome, ya recuperé bastante poder, pero no creo que esta técnica sea muy fácil, no la voy a subestimar- Dije mientras pensaba de que manera podría entrenar esta técnica. Sabía que no iba a ser fácil, pero se me tendría que ocurrir algo ¿no? Me quedé un rato pensando que es lo que podría usar como entrenamiento ¿Usaría al mismo bosque? Es que si hacía eso luego se notaría que había estado entrenando aquí, lo que no creo que fuese muy buena idea. Miré a mi alrededor, era cierto que aquel lugar estaba totalmente desierto, así que nadie se tendría que enterar de eso ¿no? A demás, no quedaba otra alternativa, de todos modos es imposible entrenar una técnica ofensiva sin que no haga ningún daño a algo, pues si lo hace ya no sería una técnica ofensiva, sino más bien una técnica defensiva.  

Me puse en posición para así poder lanzar mejor el ataque, este no tenía nada que recitar, así que esa parte del entrenamiento me lo podía ahorrar, esa parta sí se podía decir que era “fácil” ¿Lo era en realidad? Pues el resto del Hado no lo era para nada, ya solo la potencia con la que tenías que lanzar el ataque era difícil de conseguir, cuanto más el nivel de energía espiritual necesario. Pensé en activar el bankai para que así fuese más fácil, pero decidí que mejor no, eso sería una pérdida de energía, pues no iba a luchar ni nada por el estilo. Respiré hondo, suponía que para este Hado solo hacía falta concentrarse y lanzar el ataque, al igual que como pasaba con los otros Hados que no necesitaban recitar nada.

Me concentré visualizando un gran rayo azul que iba hacia delante y atacaba al enemigo. Pude ver como se formaba la técnica, pero no pasó de ahí, pues se desintegró al momentos lanzándome a mi en dirección contraria y atravesando varios árboles -Mierda, esto no va a ser nada fácil- Dije mientras me limpiaba la sangre de mi boca y me levantaba del suelo -Pero hay que volver a intentarlo, rendirme no está dentro de mis planes- Dije decidida a continuar con el entrenamiento, aunque me quedase sin energía espiritual acabaría este entrenamiento sea como sea, eso estaba más que claro.

Volví a concentrarme e hice exactamente lo mismo que la vez anterior: Me imaginé un gran rayo de energía que atacaba al enemigo formado por mi energía espiritual, pero esta vez me lo imaginé más grande y totalmente controlado por mí para que no volviese a explotar delante de mí, ya que eso no estaría nada bien. Abrí los ojos sin perder la concentración y vi cómo se formaba la técnica, pero esta vez tenía algo distinto, era más potente y aparte de eso no parecía inestable como la otra vez, esta vez era totalmente estable, así que me adelanté a lanzarla. Un gran rayo salió de mis brazos abriéndose paso por el bosque. Lo único que dejaba mientras avanzaba era un gran agujero en el suelo. Me sentí muy féliz, en un solo día había conseguido dominar dos técnicas muy difíciles. Este era mi mayor logro desde que había conseguido el bankai y verdaderamente se sentía genial. Ahora mismo me sentía totalmente realizada, podría haber vuelto a casa en estos instantes, pero al mirar al cielo me di cuenta de que aún había tiempo ¿Y si entrenaba alguna otra técnica más? Pero esta vez una bastante simple, no estaba dispuesta a volver a sufrir como lo había hecho con esas 2 técnicas, al menos no más por hoy, mañana ya sería otro día y otro cantar.

Miré las técnicas que podría aprender ¿Y si aprendía el Bakudo 77? Así le podría mandar un mensaje al capitán Haru diciéndole que había conseguido dominar 3 técnicas hoy. Seguro que se sentiría muy orgulloso de tener a una teniente como yo que se entrenaba tanto para conseguir ser muy fuerte, y es que lo quería ser. Quería ser más fuerte de lo que era ahora y poder ser mejor teniente de lo que era  y que así el resto de los shinigamis me respetasen como su líder y por consiguiente poder estar todos felices. Sabía que todos los shinigamis me respetaban ahora mismo, pero si me entrenaba a demás sería un gran ejemplo a seguir para ellos y eso estaría genial.

Me preparé para ejecutar este bakudo. Su encantamiento decía lo siguiente "¡Red blanca y negra! Veintidós puentes, sesenta y seis coronas y cinturones, huellas, trueno lejano, pico afilado, tierra sepultada y oculta en la noche, mar de nubes, linea azul: formad un círculo y volad a los cielos”. Lo repetí varias veces para así acordarme, sino lo recordaba pues estaría en un gran problema, pues tendría que volver a memorizarlo y no podría realizar el bakudo por mucho que lo intentase, al menos hasta que no lo tuviese aprendido así sería.

Me dibujé los símbolos necesarios para el Bakudo en el brazo y comencé a recitar el encantamiento tal y como lo había memorizado. Una especie de cuadrado apareció delante de mí y luego se disipó enviando el mensaje. Al parecer luego de la concentración que había tenido que adquirir luego de hacer los ateriores Hado me había servido para que hacer este pequeño y simple Bakudo me resultase más fácil, pues seguro que si hubiese empezado con este me habría parecido muy muy difícil.

Me tumbé en el suelo preguntándome que le habría parecido a Haru mi mensaje o que me diría cuando vuelva al escuadrón. Miré al cielo, el sol ya se empezaba a poner en el horizonte, así que supuse que era hora de volver ya al Seireitei después de este larguísimo día. Me levanté del suelo -Bueno, será mejor que vuelva, que seguro que se percataron de mi desaparición y no quiero que se preocupen de más- Dije mientras empezaba a andar montaña abajo hasta llegar de nuevo al Rukongai. Miré a mi alrededor y pude observar como la gente no me dejaba de mirar, pero sus miradas estaban cargadas de odio, odio hacia los shinigamis. Suspiré y seguí mi camino hacia el Seireitei, sabía que no volvería hasta dentro de mucho tiempo, pero por lo menos hoy me lo había pasado genial, y a ver si era posible que la próxima vez que pisase el Rukongai la gente me tuviese un poco menos de odio. Antes de que pudiese pasar por la puerta la voz de un niño me sorprendió, era el niño que había visto antes, él me dio las gracias y dijo que intentaría convencer a la gente de que no todos los shinigamis son malos. Yo le sonreí -Gracias, y ojalá que tú llegues a ser un gran shinigami algún día- dije mientras me adentraba en el seireitei. El niño asintió con una sonrisa y se despidió con la mano de mi. Esperaba que aquel niño pudiese ser un shinigami y que así se pudiese hacer más fuerte ¿Quién sabe? Es posible que de aquí a dentro de unos años nos volvamos a ver y él me diga con orgullo que se había convertido en un shinigami, en serio eso estaría muy bien, pero hasta entonces yo tendría que seguir entrenando para poder hacerme cada día más fuerte.

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Mensaje por Lord Zero Vie Ago 29, 2014 2:34 pm

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