Corre corre...¿llegaras a alguna parte? (Priv Soujiro)

Un gran defecto, o como había dicho su padre en su día, una personalidad débil, pero no le importaba, a ella le encantaba correr de un lado a otro, de un escuadrón a otro, viendo la vida que se movía entre sus paredes y todo lo que había creado en apenas 500 años, como fundadora de todo aquello se sentía como una madre viendo a su bebe crecer día a día y aquello realmente le fascinaba. Muchos de aquellos hombres y mujeres eran para ella como sus hijos, incluso aun que irónicamente muchos fueran mayores que ella, le daba igual, los cuidaba, mimaba y criaba como si fueran parte de ella, y quizás de ahí había nacido su costumbre de ir a todos los escuadrones ,al menos, una vez al día.

Había pasado por casi todos, le faltaban tres, siempre empezaba de manera ordenada, como si le fueran a dar un premio por ir del uno al trece, pero para ella el mejor premio era ver el duro trabajo de sus shinigamis. Caminaba por las puertas del escuadrón número once mientras algunas de las personas que la veían inclinaban la cabeza en señal de respeto al verla, era conocida y para su propia ironía querida de una manera que nunca había planeado, le gustaba, le hacía sonreír. Llego a los jardines del escuadrón y viendo el escalón que había allí sonrió, llevaba todo el día andando, y le vendría bien sentarse antes de comenzar con su ronda de caminata. Se sentó en aquel escalón y miro el cielo con sus ojos felinos, como si pudiera ver algo mas que el azul o el dorado del sol, pero había veces que creía verlo y en cierta manera aquello la torturaba.

Se recostó en aquel lugar y suspiro levemente, muchas veces se preguntaba que por si ir corriendo a todos lados le iban a dar algún premio, pero no podía evitarlo, su padre siempre le había dicho que todo el tiempo que desperdiciara andando, sería algo que nunca recuperaría y una tontería, si tan solo él le hubiera enseñado a parar y a pensar, quizás las cosas hubieran sido diferentes en el futuro. Escucho un par de pasos acelerados y a gente moviéndose, y se incorporo con rapidez, al parecer los nuevos del escuadrón once iban a comenzar su entrenamiento matutino, se pusieron en fila en el jardín y miraron nerviosos a la capitana comandante y entonces ella cayó en la cuenta.- Oh… no os preocupéis por mí, ando mirando…aun que si molesto me voy.- Ladeo el rostro con una leve sonrisa, y todos los novatos se apresuraron a negar, lo que hizo que ella riera con levedad, ya era hora de ir a buscar al capitán antes de que le dijeran algo y la riñeran por ir molestando en cada escuadrón…aun que no sabía bien quien podría reñirla a ella. En busca de Soujiro-Taicho decidió esperarlo en el jardín, según le habían dicho siempre salía , aun que siendo del escuadrón de lucha y haciendo un día tan hermoso como aquel, suponía que era normal el salir a entrenar al aire libre.- Espero que no le moleste que lo secuestre un rato…-Penso ella, entrecerrando los ojos. .- Eres su jefa, no va a poder molestarse idiota…-. Y como siempre, Shinkei en su cabeza, remato el debate interno

Había comenzado mi día temprano con las tareas habituales, al ser de este escuadrón no teníamos muchas, ya que muy rara ves nos citaban, por lo general no se solían hacer avanzadas rumbo a hueco mundo y los shinigamis de el treceavo escuadrón solían preferir morir con su orgullo en lugar de pedirnos ayuda contra los seres espirituales fuertes que aparecían en el mundo humano, por mi parte no me molestaba en absoluto, no era quien para decirle a la gente cuando morir, cuando vivir o cuando solicitarnos ayuda por lo que no me preocupaba. Ya había enviado a los mas jovenes a cortar el pasto con sus manos, a otros a limpiar y a otros a entrenar, por su puesto luego estas cosas rotarían y los nuevos entrenarían. Comía pan y tomaba jugo de uva, en unas cuantas horas me tocaría entrenar a mi y mientras tanto no tenía nada mas que hacer por lo que tenía que mantenerme entretenido con algo, mientras comía fantaseaba con luchas en medio del desierto de hueco mundo, cortando los brazos de aquellos arrancar para que vuelvan a regenerarse y así poder volver a cortarlos cuantas veces sea necesario para que se queden sin energías, sin duda alguna una batalla en medio del territorio enemigo sería una gran manera para que el onceavo escuadrón alcance la gloria de alguna manera.
Caminando por allí me encontré con la capitán general, había olvidado que a estas horas andaría por aquí como solía hacer, bueno ya tenía algo para entretenerme aprovecharía para charlar un poco con ella mientras las horas pasaban.

Hi hi, como está Minami dono?

Me acerqué a ella con mi trozo de pan en mi mano derecha a medio comer y mi baso de jugo de uva morada en la mano izquierda, este tenía una rodaja de limón, una pequeña sombrilla, hielo y un sorbete por lo que era bastante llamativo, me encontraba vestido con mi uniforme de capitán completo a excepción de mi zampakuto la cual estaba posada en una repisa en la pared mas grande de mi escuadrón, por su puesto yo mantenía mi sonrisa habitual y mi postura firme, me quedé a un más o menos a un metro de la capitán general esperando su respuesta.

No supo si reír por la escena que tenia delante o simplemente contenerse, pero finalmente opto por aguantar la inmensa risa que quería soltar y sonreír de manera cortes, a veces su auto control la sorprendía de manera que nunca pensó que fueran a ser posibles, pero era normal, aquel vaso era…demasiado incluso para ella, aun que…la próxima vez le pediría a alguien que le diera uno igual. Ya algo mas repuesta y sin tener que contener su risa, elimino la distancia entre ambos y se puso a su lado, mirándole con calma, antes de saludar con un gesto efusivo y su perpetua sonrisa.

-Buenos días Soujiro-kun! Bastante bien, no me quejo, aun que hoy madrugue demasiado, incluso para hacer la ronda, traía unos dulces como siempre, pero veo que se me ha adelantado.

Con calma saco de entre sus ropajes una caja de color roja con un lazo, eran unos bombones que le habían traído uno de sus hombres como recuerdo de su parte favorita del mundo humano, eran deliciosos y para una adoradora de los dulces como era la comandante, una divina y malvada tentación. Los dulces hacían que sus mas de 600 años de vida se fueran a la porra y sus 23 años aparentes se redujeran a 13 pero le daba igual, cuando eran asuntos oficiales, serios y aburridos tenía tiempo de parecer que tenia cientos de miles de años, y lo peor es que llegaba a aparentarlos y todo.

-¿Aun asi le apetecen? Si alguno de sus hombres desea tomar también alguno, con el día que hacen dan ganas de comerlos fuera , aun que si quisieran todos seria problemático… - Y cuando miro a los hombres de la onceava decisión supo que todos conocían el problema de la capitana con los dulces y se cortarían un par de dedos antes de pelearse con ella por alguno de aquellos postres, pero bueno, como siempre decía ella, asi tocaba a más dulces. Se volvió a sentar en aquel lugar, abriendo la caja, tomando un dulce y haciéndole un gesto al capitán para que se sentara al otro lado de la caja, mientras con otro le indicaban a los que entrenaban para que siguiera, al menos asi tendría algo divertido para ver mientras que comía.- ¿Cómo va todo por la división? ¿algún novato interesante?

Observé como mis shinigamis no sabían que hacer ante la amabilidad de la capitana, todos aunque fueran por lo general torpes la respetaban, sentían una mezcla de miedo y aceptación, era raro, pero todos acá teníamos claro que quien era ella, por que estábamos aquí y una de las cosas por las cuales teníamos este lugar era por que teníamos que respetar a esta mujer. Les hice una seña con mis dedos para que todos se marcharan a seguir con sus quehaceres mientras hablaba con Minami. Creo que debe dormir mas y comer menos dulces o terminará arrugándose. Dije manteniendo mi sonrisa mientras me sentaba a la izquierda de la caja de dulces, los shinigamis a quienes les tocaba entrenar practicaban su kendo delante de nosotros, estos usaban sus zampakutos reales, así podían vivir en carne propia lo que era una batalla, todos peleaban por sus vidas, por lo tanto me aseguraba de emparejarlos de manera similar, este era un método de entrenamiento difícil y complicado, pero sin duda esta era la manera en la cual nosotros lográbamos disfrutar y a mejorar nuestros estilos de lucha, aunque las manchas de sangre en el piso no me gustaban en absoluto, nuestro patio estaba lleno de manchas negras, estas estaban echas de la sangre cohagulada que quedaba en nuestra tierra.
Personalmente creo y tengo fé en todos ellos, ninguno es mas prometedor que el otro, todos están dispuestos a dar su vida por el seiteitei, no tienen nada mas que eso, todos quieren luchar y luchar hasta que su vida se extinga, por lo tanto creo que todos son prometedores. Hice una pausa mientras le daba una nueva mordida a mi pan, no cambiaba mi semblante en absoluto, mantenía mi sonrisa característica y hablaba de manera calmada. Por mas de que yo sea un defensor de la pelea con espadas sin el uso de las artes espirituales de los kidos y bakudos, estoy empezando a evaluar el echo de en algún momento arreglemos entrenamientos grupales con los del quinto escuadrón, tal ves puedan aprender algunas cosas útiles de ellos, como algunos hados, sin embargo temo que esto desvirtuaría a nuestro escuadrón. Usted que cuenta, alguna novedad en la primer división de la cual pueda enterarme?.

La había llamado vieja de una manera tan sonriente y amable que Minami había retenido las ganas de estrangularle y recordarle sus escasos 650 años, que en verdad andaban cerca de los 700 pero nunca admitiría en voz alta aquello, sin duda Soujiro tenía una manera especial de apelar a su instinto de amazona guerrera descuartizadora de hombres que, para ser sinceros…desconocía que existía. Bueno siendo justo siempre había tenido ese lado peleón, guerrero y altanero, Shinkei era la viva imagen de ello, pero los buenos modelas y las sonrisas lo habían estrangulado hasta la parte mas baja de su cuerpo, y finalmente con un quejido desdeñoso, su parte guerrera se había limitado a las peleas y problemas con armas de por medio.- Agradezco sus consejos, pero el próximo de ese tipo que tenga para mi hará que le clave esa sombrillita tan adorable en alguna extremidad- Y contenerla no había servido para nada, por que igualmente había acabado explotando, pero había sido de una manera tan infantil y quejosa, que dudaba que cualquiera pudiera tomársela enserio, mas al cruzarse ella de brazos y mirar de manera entrecerrada aquel vaso con liquido violeta. Finalmente decidió volver su vista a la gente que entrenaba, a aquel campo lleno de manchas de sangre y suspiro, iba a ordenar que lo limpiaran, si había algo que odiaba y le entristecía, era ver la tierra manchada por el paso del hombre, mas si las manchas eran de un color escarlata.

-Mas bien por la descripción que me ha dado, los veo como perros de caza o fieras deseando saltar encima de alguien para ver su sus colmillos están perfecta y correctamente afilados, no es un insulto, cabe aclarar,pero quizás no es solamente eso para lo que entrenamos Shinigamis.- La sangre y por la sangre, aquel viejo dicho le estrujo el estómago e hizo que dejara los dulces a un lado, haciendo que suspirara y se forzara en mantener la sonrisa que siempre había prometido pintaría su rostro.- No creo que eso los haga peores guerreros,al contrario, complementaria sus carencias y los haría mas fuertes, el problema es que dudo que los del quinto escuadrón anden por la labor.- y ahí si rio y sonrio de realidad, porque sus pequeños shinigamis tenían sus propias competencias internas, pequeñas manera de demostrar que algunos eran mejores que otros y que ella no podía evitar observar con cariño y detenimiento.- Todo en calma, como siempre…supongo – aun que últimamente, los viejos andaban demasiado intranquilos.

Mantenía mi postura sin cambiar en absoluto, casi como si ni el viento soplara, aunque no lo pareciera escuchaba atentamente todo lo que mi capitana general decía, obviamente eramos muy distintos, mi sugerencia la había tomado de la peor manera, siendo que en realidad solo habría hecho un pequeño chiste a el cual le había dado la menor importancia posible, a lo mejor ya se sentía insegura por su edad, cuando yo llegué a este mundo ella ya se veía medianamente como se ve ahora y teniendo en cuenta que en ese entonces yo era un niño y que ella construyó el seireitei podría calcular que está cerca de los 500 años, tal ves un poco mas o un poco menos. Le dí nuevamente una mordida a mi pan cuando escuchaba su explicación de lo que consideraba sobre el entrenamiento de mi escuadrón, imagino que tenía razón en algunos puntos, si parecíamos una manada de bestias midiendonos los colmillos. Nuestro entrenamiento era correcto, pues no lo sabía, nuestro escuadrón vivía para batallar, para vivir nuestra propia pasión y dar nuestras vidas para el seireitei. Bien, antes que nada quiero aclarar que lo mio era una sugerencia, no conozco su edad precisa, por lo que no se cuanto tiempo tomará para que se arrugue, sin embargo si la ofendí de alguna manera le pido disculpas. Hice una pausa mientras me llevaba la mano derecha a la cabeza para rascar mi frente con la punta de mi dedo indice dejando mi jugo a un lado. ¿Realmente así nos ve?. Volví a mi posición normal a soreir como siempre. Yo los veo completamente diferente. Podía sentir como cada uno de ellos era feliz combatiendo entre si, no dudaba sobre las decisiones que tomaba, si bien estaba claro que yo era por de más joven, los consejeros de la cámara de los 46 me habían elegido como capitán de este escuadrón, por lo que la responsabilidad y lo que pasara aquí lo manejaba yo. Mmm ... Con respecto a lo del quinto escuadrón, hablaré con ellos, si no quieren pues ni modo, tendré que buscar a alguien mas que nos enseñe a luchar contra el kido, seguramente habrá alguien que quiera entrenar con nosotros. Me terminé mi bebida de un solo trago para así finalizar con ella de una ves. Ese supongo me sonó medianamente extraño, como sabe los del onceavo escuadrón estaremos a sus ordenes si nos necesita capitana.

-Gracias por la disculpa, pero aun asi déjeme decirle que tiene el tacto de un borrego con las mujeres, de no ser por esa sonrisa agradable suya le hubiera dado dos buenas bofetadas por insensible, se que paso los 500 años pero me quedan mínimo otros 500 o mas para que me salgan arrugas – .Una risa salió de sus labios, suave y como una clara respuesta a que era una broma, no era ni sería la primera , ni la última vez que la llamaran vieja, él al menos no había dicho el insulto de manera directa, como algunos niños le habían llegado a decir alguna vez cuando había comenzando a crear el Seretei y el Gotei 13,la vieja bruja .Aquello le causo recuerdos e hizo que sonriera levemente, aquellos tiempos habían sido tristes pero alegres a la vez, pero al menos aun podía recordarlos con una sonrisa, por muy extraña que esta fuera. Volvió al presente y se centro en los hombres que practicaban delante de ella, siempre había considerado que cada shinigami era uno de sus pequeños niños, pero no era idiota,alguno de sus hijos ya había demostrado en el pasado tener la capacidad y el poder de apuñalarla por la espada, quizás habían sido aquellos recuerdos los que habían hablado al decir él como los veía, si, quizás solo era su desordenado y viejo pasado hablando por ella.

-Os veo como veo a cada uno de mis shinigamis, con orgullo y esperanza, con la mirada de una madre que los ha visto crecer a todos y cada uno de ellos, tu incluido estas en ese saco capitán, es algo que dudo que nadie pueda quitarme, la esperanza de ver a todos y cada uno de vosotros superarse a si mismo e incluso superarme a mi algún día…si, algún día os cuidare pero ya no sere la comandante, solo sere Minami… -rio levemente, sin poder evitarlo, cuando se calmo un poco y escucho lo que le dijo de los kidos y demás, se quedo pensando un poco y ladeo el rostro, ella llevaba años sin practicarlos pero los recordaba, quizás podía ayudarlos cuando estuviera mas tranquila y con menos papeleo, después de todo aquella mañana había firmado aquel montón de papeles y su teniente se había calmado un poco. – Hum quizás yo podría ayudaros en mis ratos libres… hace tiempo que no práctico y bueno…no es un secreto el hecho de que los viejos me odian, así que supongo solo andan algo enfadados –sonrio con calma- aun que me alegra contar con vuestro apoyo, sin duda…

Asentía a cada una de las palabras de la capitana general, no podía decir que estaba en desacuerdo con ellas pero tampoco completamente de a cuerdo, por ejemplo no intentaba hablar con ella como " mujer ", si no como un ser igual a mi, incluso la trataba de " usted ", sin embargo aunque yo realmente pensara así y que sinceramente hubiera estado tratando de no faltarle el respeto, es verdad que era un alma del sexo femenino por lo que tal ves había herido su suceptibilidad como mujer, tendría que tenerlo en cuenta mas adelante. Discúlpeme capitana, no volverá a pasar, es verdad que carezco de conocimientos sobre como tratar a las mujeres, imagino que será por mi escasez de edad, pero espero que con los años esos conocimientos lleguen. Tomé un dulce de la caja que estaba entre nosotros y empecé a jugar con el mi mano derecha haciendo que de pequeños saltos en la palma de mi mano. Había pensado en la teniente Fuwa, ella me parece una persona agradable y a falta de un capitán en el quinto escuadrón ella es su máxima autoridad, creo que sería fácil que nos ayude. Dándole un leve impulso a la galleta con un movimiento rápido de mi mano hice que esta saltara diera algunas vueltas en el aire y cayera dentro de mi boca. Estuve pensando en que las almas del rukongai pasan muchas necesidades por el echo de que son muchas, si no hubiera tantas sus recursos no serían tan distribuídos y entonces podrían vivir mas comodidades, usted que opina con respecto a esto?, imagino que cada ves mas el Seireitei tendrá que vigilar e instalarse mas dentro del distrito para poder vigilarlo y mas adelante será imposible controlarlo, por el simple echo de que la gente peleará entre si para poder conseguir los escasos bienes que hay, usted que piensa al respecto de ello?. Decía mientras masticaba y tragaba mi galleta de manera notoria.

Negó levemente al escucharle,sonriendo con levedad, algunos de sus capitanes y tenientes eran imposibles, de esa clase de personas que no sabes como tratar, o mejor dicho, que no sabes como evitar que causen en ti unas ganas locas de darte chocazos contra lo primero contundente y o afilado que encuentres. Relajo su postura con calma, y tomo otro dulce de la caja, dejando que el sabor de los chocolates hiciera su trabajo no pudo evitar suspirar, pronto comenzaría la parte ajetreada de su trabajo y no tenia ganas, paciencia ni nada de aquello.- No tiene que disculparse, era una broma, aun que es cierto que es mejor que evite esa clase de comentarios, algunas mujeres son ciertamente mas susceptibles que yo, que muchas de esas cosas me las tomo sin importancia, aun que no siempre.

Se levanto de su asiento, estirando un poco las piernas, mientras se estiraba la espalda y suspiraba, le quedaban dos escuadrones mas por delante y ya estaba cansada- ¿Aika-chan? , vaya Soujiro-san, ya sabía yo que había algo interesante en esa propuesta – una sonrisa burlona decoro sus labios tras lanzar aquella broma,después retomo su asiento y suspiro con levedad, algunas veces odiaba su trabajo,demasiados papeles,demasiados problemas, demasiadas reuniones, y apenas un par de minutos al dia para sentarse y pensar en ella misma, hacía tanto que no salía de la Sociedad de almas que pensaba que realmente comenzaba a oxidarse.- Que para eso existen los Hollows, para eliminar el exceso y retomar el equilibrio – las palabras salieron calmadas, sinceras y sin problemas- En un mundo sin Hollows, Espadas o demás, reinaría la locura por el exceso de almas, ellos son nuestra contra parte, el equilibrio, ni nosotros podemos matarlos a ellos por completo ni ellos a nosotros, y lo saben,si ellos nos mataran se quedarían sin almas algún dia, si nosotros los matáramos tendríamos tantas almas que acabarían por destruirse, eso es el equilibrio…y por eso os quiero alejados de Hueco mundo – Y con calma tomo otro de sus dulces.