La llegada de Bastet [Trama: El retorno de Anubis]

Había llegado a este lugar a través de la grieta dimensional para 1 cosa, en mi mente solo había una orden que debía cumplir... esa orden era, ni más ni menos la de encontrar al ser más poderoso de esta zona para que el dios Anubis pudiese surgir de la muerte y alzarse de nuevo, ese era el único cometido al que habíamos venido tanto yo como el resto de los dioses Egipcios. Nos habíamos repartido entre todos los mundos y a mí me había tocado este -Este sitio es muy sombrío para una luz como yo- dije mientras se levantaba una brisa que hacía ondear mi cabello lila. Me pasé un mechón de pelo detrás de la oreja para que no me molestase y miré hacia arriba en dirección a la grieta -Al parecer no vendrá nadie más- No era que me importase demasiado, ya aparecerían.

Inspeccioné aquel lugar, no parecía haber nada interesante -Tendré que atraerlos aquí- dije mientras una pequeña sonrisa divertida se dibujaba en mi rostro ¿Qué podría hacer para atraerlos aquí? Hmmm… puede que si creaba un poco de destrucción vendrían todos a detenerla y proteger el lugar. Entonces yo solo tendría que ver cuál era el más poderoso de todas las criaturas que aquí vendrían y atraparla para la resurrección de mi señor Anubis. Visualicé el lugar que podría atacar primero ¿Cuál tendría el placer de desaparecer primero? Lo cierto es que era una tediosa decisión, pero por desgracia para mí era necesaria. Volví a acomodarme el pelo mientras me decantaba por un lugar -Bien, ya sé qué lugar atacar, lo primero será atacar a uno de los edificios de esta sombría ciudad- Había odiado la ciudad desde el mismo momento en el que posé mis ojos en ella, era tan… sombría, no me gustaba. Moví mis manos pronunciando las palabras que decían ”Solar Ball”. Una enorme bola de energía solar se alzó destruyendo lo que se encontraba a su paso -Esto bastará para atraer a estas criaturas a su propia tumba- Dije con semblante tranquilo mientras me sentaba a esperar.

Bastet:

Inspiró llenando sus pulmones con una bocanada de aire colérica, olió el aroma árido del desierto que impregnaba el lugar de una añoranza por tiempos pasados, tiempos antiguos y quizás mejores donde la vida era más libre, más "solidaria" con quienes la portaban, pero qué importaba en aquel momento su tierra o añoranza, era aquella profanadora la que le llamaba su atención, era ella quien estaba desafiando sus leyes y eran los demás quien los observaban con silencio atroz. Llamado por la imprudente acción de la dama, el Rey hizo aparición entre las sombras de una ruina, levantando un ténue zumbido característico del Sonido. Focalizó su mirada hacia ella y la concentró en sus ojos claros e impetuosos, inteligentes y brillantes ante la luz, suspiró y tomó su espada entre los dedos. Incluso así su gesto fue natural, pero la mirada tranquila era demasiado real, con una media sonrisa clarificadora y una brutalidad expresión en sus manos al dejarlo en su frente, con una sonrisa amable... ¿qué importaba el otro?

- Inclínate, Gawain... - El ténue sonido de su voz, apenas un susurro, generó una extraña alteración en el ambiente, como si reconocieran aquellas palabras. Fué entonces cuando las sombras se inclinaron hacia él, extendiéndose en torno a su cuerpo para conformar un manto negro y opaco. Pronto tomó una forma, compuso una capa que rodeó su cuerpo e idealizó una armadura ligera.

La distancia que separaba a ambos individuos era de unos 10 metros, suficiente para guardar una distancia prudencial, - Decidme vuestro nombre, muriente - Dijo con su voz clarificadora, su tono tranquilo y una mascullarte y bien vocalizada palabra. Relajó la mirada de resto con una simple respuesta significativa sin palabras... un suspiro inerte que les haría tranquilizar y volver aunque sea de forma fingida a aquella paz que había antes de su llegada. Tomó su tranquilidad con una sonrisa póstuma, una sonrisa de reyes y mendigos.

Léeme :33:

La peliblanca sonrió al ver como aquel sujeto había caído directo a su trampa. Lo examinó de arriba abajo, parecía que tenía un gran poder espiritual, así que tan solo acabaría con él para que su señor Anubis resucitase. Torció el gesto ante la exigencia de su adversario -Mi nombre no es relevante, a ti con saber que seré yo la que te dé un pasaje hacia la muerte ya te sobra- Dijo con indiferencia y superioridad a él. No le interesaba decir su nombre ni saber el de su adversario, solo derrotarlo y llevarlo a Egipto, ese era su único propósito.

Basted se fue a preparar para su ataque, pero antes de que pudiera hacerlo una sombra apareció. Ella sonrió, pues sabía perfectamente quien era esa sombra. Aquel ser avanzó unos pasos hasta que se pudo observar la figura de una joven mujer con cabellos rubios y una piel morena, a causa del caluroso sol del desierto, que contrastaba con su claro cabello -Espero no llegar tarde a la fiesta, no me habría gustado que hubiese empezado sin mí- Dijo la rubia, cuyo nombre no era otro que Maat, diosa de la justicia. La peliblanca miró a su compañera negando y luego volvió la vista a su adversario -Ahora sí que no tienes posibilidades, bicho- Dijo con arrogancia y en tono despectivo lo último. Miró a su compañera -Deja que me encargue yo, Maat-. Maat asintió y retrocedió, pero no bajó la guardia por si acaso tuviera que ayudar a su compañera.

La diosa se preparó para atacar -Solar Ball- dijo antes de que se alzase la misma bola de energía que antes, pero esta vez dirigida hacia el arrancar que tenía a unos metros de distancia.

Técnicas utilizadas:

Maat:

Off: No pasa nada, lady. Yo tampoco estoy muy inspirado... y recuerde que la longitud poco importa, más bien es su contenido.

- Cero... - Una muda palabra cruzó sus labios mientras alzaba una de sus manos, comenzando a emanar una luz rojiza entre sus dedos. La energía tomó la rápida forma de una esfera, momentos previos a liberarlo en una ráfaga... que se lanzó al encuentro de aquella esfera luminiscente. El choque de ambas fuerzas ya tenía definido un ganador; el Cero, que se superpuso generando una pequeña explosión que difuminó la esfera... y con su restante fuerza, siguió su camino destinándose a la dama que lo atacó.

Zero ya no se encontraba en su posición para entonces. Con pasos veloces, comenzó a rodear a las damas, refugiándose momentáneamente tras unos muros para protegerse de la explosión del choque. - Vuestro poder es endeble... Inclinaos - Su voz suave y cadenciosa parecía una tentativa, poco deseoso estaba de terminar con la vida de dos damas hermosas... sólo esperó breves momentos su respuesta, antes de mostrar el arma oculta tras su capa. Una pistola de estructura clásica y elegante posaba en su mano, y sosteniéndola con firmeza, disparó a la segunda dama (Maat). - O morid, una verdadera lástima - La bala cruzó el espacio con rapidez, aunque dada la distancia y su propia velocidad, la mujer era plenamente capaz de evitarla. Era más bien un aviso; si no lo reconocen como su Rey...

- ... ¿ Y bien? - Su rostro se volvió serio cual padre dando una severa lección, sin embargo, la diversión que desvelaba su mirada mostraba su verdadera emoción de la situación. Sabía lo que responderían.

Técnica:

Stats:

Off: Siento la tardanza, aquí tienes el post :3

Aquel arrancar atacó a Bastet con un Cero. Lo que le sorprendió es que el Cero atravesase su ataque -Light shield- Dije creando un escudo que me protegía de aquel Cero. La joven miró con odio a aquel hombre ¿Cómo se atrevía a destrozar su ataque? Ahora tenía perfectamente claro que lo destruiría y se lo llevaría de alimento a su señor Anubis, así resurgiría de sus cenizas y dominaría todos y cada uno de los lugares que existía en este mundo y en los demás, no habría forma de detenerle.

La peliblanca arqueó una ceja al escuchar las palabras del muchacho, no pensaba inclinarse, y mucho menos ante él. La otra joven miró al chico de forma arrogante, pero antes de que pudiera decir nada vio como el peliblanco sacaba una pistola y le disparaba, Maat esquivó el ataque con facilidad -Yo que tú me preocuparía en luchar en serio si no quieres morir. Eres nuestra presa, no nos vamos a inclinar ante ti- le respondió con voz tranquila, aunque con un tono un tanto arrogante.

Maat miró a su compañera y esta asintió dando un paso atrás. La rubia empezó a correr hacia el chico -Alive Court- Dijo antes de dar un rápido corte y alejarse rápidamente del chico, pues su ataque solo había sido una distracción para que su compañera pudiera lanzar un Cero al enemigo. Sabían que aquel era un duro adversario, así que lo mejor sería que ellas 2 trabajasen en equipo para así poder asegurar la victoria, no se podían permitir el lujo de perder -Al final serás tú quien se arrodille ante nosotras- Le dijo la joven con arrogancia -No podrás vencer a 2 diosas, serás el alimento de nuestro señor Anubis- Añadió con una sonrisa maliciosa. Algo tenían claro estas diosas, la batalla sería divertida, pero ellas ganarían.

técnicas utilizadas:

Realmente nadie sabía lo que pasaba, todo se desviaba entre los cientos de materias en las que se subdividía el mundo, entre ellas su favorita; el engaño. Todo era fantásticamente simple cuando nadie se daba cuenta de lo que pasaba y según parecía, todo iba siendo increíblemente sobre ruedas. Movió su cabeza al oír un silbido metálico cruzando el aire; la segunda dama (Maat) cometía la temeridad de alzar su acero contra él, pero en medio de su trayectoria, el filo se desvió a un lado, cortando el espacio vacío situado al lado de Zero. ¿La causa? Una fuerza magnética emanada de la armadura que cubría el cuerpo del Rey Negro, ese filo no se podía acercar a él. - Reclamáis una batalla... -

Comienza a pronunciar mientras vislumbra el haz rojizo del cero, a punto de lanzarse. A una velocidad casi borrosa, el joven sitúa una mano cerca del estómago de la espadachina (Maat), a una pequeña distancia, sin siquiera tocarla... - ... pero no tenéis poder para enfrentarme -   Al comienzo de sus primeras palabras, una gran fuerza se generó, tratando de golpear con violencia el cuerpo de la dama y lanzarla contra el Cero que se erigía en dirección opuesta. Fuera o no la acción exitosa, esta fuerza chocaría con el Cero, deteniéndolo abruptamente a dos metros de distancia antes de deshacerse.

Ya todo el mundo parecía haber olvidado la bala perdida. Un elemento insignificante si se tenían en cuenta los grandes poderes que daban continuidad al combate... y sin embargo, tan importante. Pues, aquella bala, caída en el suelo a unos 15 metros de Zero, se alzó en el aire y dirigió con gran velocidad a la espalda de Bastet, la cual estaba dedicando su concentración al Cero y sus batallantes al frente.

Spoiler:

Aquel muchacho desvió la estocada de la guerrera y la lanzó contra él Zero de su compañera. Maat miró sorprendida a aquel ser ¿Qué clase de magia acababa de usar? No lo lograba comprender, su plan era perfecto. Pero lo primero era librarse de aquel golpe, si no hacía algo le daría de lleno -Shield- Pronunció con nerviosismo creando un escudo e intentando esquivar ella misma susodicho ataque, pues sabía que la potencia de su defensa no era mucha, y así reduciría los daños considerablemente.

Poco después Bastet sintió un dolor agudo por la espalda, la habían atacado con un objeto del que se había olvidado. Cayó de rodillas al suelo a causa del dolor, pero se levantó al momento con una sonrisa mientras miraba al chico y se arrancaba la bala que había en su espalda -Necesitarás más que eso para vencerme- Le dijo al joven arrancar -Porque solo conseguiste cabrearme- Añadió con el ceño fruncido. Corrió lo más rápido que podía hacia el enemigo haciendo el amago de que atacaría de frente, más en el último momento su camino se desvió -Bright cut- Pronunció antes de que se formase un filo de luz y darle un gran corte a aquel ser.

Maat observó el ataque de su compañera mientras descasaba un poco del ataque que había recibido de su compañera por culpa de aquel hombre. A partir de ahora debería tener más cuidado con él si es que no quería salir malparada. Era increíble como solo un hombre le pudiese hacer esto a 2 diosas, y aún más teniendo en cuenta que ni parecía estar cansado. Cuando ya estuvo recuperada dejó que su compañera lo distrajese para que así ella se pudiese colocar detrás del enemigo  -Swift kick- Dijo antes de darle unas rápidas patadas al enemigo.

Técnicas utilizadas:

Aquellas palabras sonaron a amargas letras en cuanto salió de su garganta,  un suspiro lastimo llegó depués, sin ninguna misericordia azotó el Hueco Mundo otra vez. No se merecía perdón pero incluso en aquella tierra que ya era suya, los tesoros seguían siendo una buena forma de pasar el tiempo. La guerra nunca abandonaba a sus hijos, y las aventuras parecían discurrir entre sus corrientes. Quizás fuera lo extraño, la sensación de libertad al cruzar espadas y ver tan solo horizonte que descubrir, pero incluso el viaje tiene fin en una tierra desconocida, piratería y diversión era lo que un trazo de pluma que dibujaba su historia necesitaba, la búsqueda de algo radiante y para comenzar a buscar primero hay que empezar desde abajo.

No creeríais de verdad que el joven se quedara inmóvil, a la espera de que sus oponentes se abalanzasen sobre él. Pero fué algo muy parecido; el hecho más sencillo es que mientras la diosa Bastet comenzaba a dar los primeros pasos, el ya estaba obrando su poder. El quinto paso dado por la dama fué el último (a medio camino), puesto que su cuerpo se elevó, carente de cualquier clase de gravedad para sostenerla en el suelo. Similar fué el suceso sobre la segunda mujer, y sobre el ambiente en general; los granos de arena se elevaron sobre el aire, formando densas nubes de extrañas formas, la más pequeña de las rocas... todo, salvo el mismo Zero, que parecía fijo al suelo como si todos aquellos eventos formaran parte de una ilusión. Dió tres pasos danzarines, alejándose para observar mejor el panorama, y sonrió como un niño encantado por su obra.

Entonces, algo cambió en el ambiente. Una nueva fuerza de atracción se creaba, pero no en el suelo, sino en un punto inexacto en el aire, entre las dos diosas. Ahí comenzaron a acumularse elementos diversos, como arena y pequeñas rocas, antes de que la fuerza comenzara a atraer con intensidad a cada mujer, como si estas cayeran. No había superficie que alcanzar, Zero había tomado ese seguro para procurar que estas no pudieran moverse bajo la gravedad cero, y ahora que "caían", ambas podrían llegar a chocar de forma desagradable y serían sepultadas bajo las arenas que se unían, cada vez con mayor intensidad, en torno al punto.
- Sólo tenéis que abandonar a vuestro incompetente señor... y os daré aquello que él no fue capaz. -

Técnica:

Ambas diosas se sorprendieron cuando aquel chico detuvo su ataque, pero no había sido una parada física como las anteriores. El hombre no se movió de su sitio, aún así el cuerpo de las muchachas empezó a elevarse en el aire. Se sentían como si la gravedad del lugar hubiese desaparecido por completo, aunque eso era verdaderamente lo que había pasado a pesar de que las diosas estaban demasiado confusas para suponerlo. Esto no acabó aquí, una gravedad venida de un punto en el aire empezó a atraerlas hacia su centro. Luego el arrancar volvió a decir que se uniesen a él -¡Nunca, Anubis es nuestro señor, nunca lo abandonaremos!- Le dijo Maat muy segura y enfadada. Bastet no agregó nada, ya que sintió que su compañera lo había dicho todo.

La joven peliblanca miró al chico, tenía que hacer algo para conseguir salir de este lugar, si no se le ocurría nada podrían acabar muy mal. Aquellos seres habían cometido un error, y este error era haber subestimado a su adversario, pero no estaban dispuestas a perder, no ahora, no así, tenían que luchar hasta su último aliento. Bastet se las arregló para ponerse mirando al enemigo y extendió sus manos hasta él -Sola ball- Dijo en un susurro mientras una luz parecía salir de sus manos y la dirigía al enemigo.

Maat miró a su compañera mientras lanzaba su técnica y decidió ayudarla -Cero- Dijo mientras una luz roja aparecía desde la palma de su mano. Había decidido usar esta técnica porque no tenía otra para atacar a distancia, sabía que su poder espiritual era bajo, pero como solo era un apoyo para el ataque de su compañera no le pareció mala idea usar el Cero.

técnicas utilizadas:

- En tal caso, recibiréis mi sentencia  - Nuevos haces de luz se abalanzaron entre los granos de arena semi-suspendidos en el aire, como intento de alcanzar el cuerpo del joven Rey. Poco dispuesto a hacer un enfrentamiento de fuerzas con ambas diosas unidas, de disipó en el ambiente, levantando tras él un extraño zumbido, como hojas cejas al ser arrastradas.

El cuerpo de Zero hizo su aparición entre las columnas de piedra situadas a 20 metros de ambas mujeres a su izquierda. La sorda explosión de la esfera de luz y el Cero pronto fueron mitigadas bajo el constante sonido de la arena, que se desplazaba en grandes masas, sepultando a las dos mujeres atrapadas en aquel punto de gravedad. Sin embargo, él había sido partícipe de sus armaduras de reiatsu, podrían resistir la presión creciente de las arenas, por ello, necesitaba un pequeño impulso...

Alzando su pistola a la esfera flotante de roca y arena, el joven exhaló unas pocas palabras, lentas y mascullantes, como un pequeño lamento. - Seguiréis a vuestro señor a la muerte - El reiatsu comenzó a acumularse en la pistola, emanando suaves destellos antes de liberarlo con terrible fuerza, una gran masa de energía que se encaminó a chocar con la esfera de arena en la que ambas diosas eran sepultadas. El nombre de este ataque, el Cero, era conocido porque el ataque en sí arrasaba con lo que se encontraba a su paso. El choque con la esfera de arena generaría una explosión con suficiente violencia para derruir las estructuras más cercanas. Pero nada de ello importaba, ni los daños que podía causar al entorno, o la posible muerte de las diosas; sólo que un nuevo hombre desafiaba su poder, Anubis...    

Técnicas:

El ataque de las diosas volvió a fallar ¿Cómo podría ser eso posible? ¿Cómo era posible que pudiese hacerle frente a 2 diosas Egipcias juntas? Eso era algo que carecía de sentido, al menos en la mente de estas 2 chicas. Pero no iban a permitir ser derrotadas por ese ser que era capaz de hacerles frente, de alguna forma lo tendrían que herir ¡No iban a permitir que se saliese de rositas luego de haber hecho una cosa tan atroz! Alguien que daña a los dioses nunca sale intacto, eso pasa desde la antigüedad.

Lo que más dejó sorprendidas a las muchachas fue la forma por la cual el enemigo pudo esquivar su ataque. Aquel chico había usado una velocidad sobrehumana para aparecer a 20 metros de distancia, lo único que había dejado tras de sí había sido un ligero zumbido ¿De donde había salido eso? ¿Cómo podría moverse tan rápido? Esas y otras preguntas eran las que se asomaban en la mente de aquellas diosas. Pronto dejaron de preocuparse por eso, pues aquella arena las estaba sepultando y el enemigo las apuntaba con una pistola. Si dejaban que disparase harían que su historia acabase allí, pues eran un blanco demasiado fácil, ya que no podían moverse del sitio en el que estaban. Solo había una opción, así que ambas crearon un escudo, así los daños serían reducidos considerablemente.

Bastet había conseguido salir casi sin ningún daño, pero la explosión la había alcanzado, mas Maat no había tenido tanta suerte, su escudo no había resistido tanto como para parar el cero en su totalidad, solo reducir su daño, así que la explosión la había alcanzado de mayor forma haciendo que ambas cayesen al suelo. La primera en levantarse fue Bastet, poco después se levantó Maat. Ambas estaban bastante malheridas, pero aún no habían sido derrotadas.

Tanto Bastet como Maat decidieron que sería buena idea atacar las  2 combinando sus ceros, así era posible que al menos le consiguiesen alcanzar, pues como la batalla siguiese así ellas serían las perdedoras.

Spoiler:

Su adversario cambió de forma. Una armadura le había cubierto todo el cuerpo y su poder espiritual había aumentado considerablemente. Ambas diosas se sorprendieron al verlo, no se esperaban que ese ser pudiese aumentar su energía espiritual a estos estremos, sobrepasaban el límite, era absolutamente increíble ¿Cómo podría un simple ser emanar tal poder? Era algo absolutamente increíble.

Bastet quería decir algo ante las palabras de aquel arrancar, pero su cuerpo se había quedado inmovilizado. La gravedad había aumentado de tal forma que era que Bastet no se podía a penas resistir la presión. En cambio Maat sí podía resistirla y moverse, pero con mucha dificultad, aquella gravedad era muy fuerte, las diosas nunca se había enfrentado a algo semejante. El enemigo se acercó rápidamente hasta donde estaba Maat con su espada con la intención de matarla. La diosa no podía permitir que sucediera eso, así que usó el sonido para alejarse del oponente. Había sido dañada por el filo de su acero, pero no era una herida mortal. Se tapó la herida del cuello con la mano para así evitar que sangrase más -Maldito... ¿cómo osas dañarme así?- Le dijo Maat a su enemigo, esa pregunta no esperaba una respuesta.

Miró a su compañera inmóvil en el suelo y de nuevo a aquel sujeto que tantos problemas le causaba. No podía soportar ser vencida sin antes. Se acercó al enemigo rápidamente dándole un gran puñetazo, luego de eso se alejó rápido de él con el sonido, no se fiaba de lo que podría pasar si se acercaba mucho a él.

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